Taller
Seamos actores o no, todos tenemos un latido, un ritmo interno, una cadencia. Conocer estas características personales será fundamental para descubrir a qué velocidad queremos hablar, a qué volumen vamos proyectar la voz y con cuánta emotividad llegará nuestro mensaje al público.
Para que estas herramientas puedan acompañar a la palabra y al canto, debemos ser conscientes también de la música de nuestras miradas, de nuestros gestos, de nuestras manos.
Por eso acompañaremos este proceso con instrumentos musicales que serán nuestro soporte sobre el cual articularemos nuestro discurso. Solo a través de la escucha recíproca podremos desarrollar una partitura ágil y orgánica.
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